El dolor, la bronca y la desesperación de evitar que ocurra otro crimen como el que protagonizó Benjamín Amaya, llevó a los vecinos de El Colmenar a quemar y posteriormente tratar de ocupar el terreno en donde fue hallado sin vida el niño.
El intento de usurpación comenzó ayer y se extendió hasta esta mañana cuando la Policía se presentó en el lugar. Efectivos de la fuerza les pidieron a los vecinos que se retiren porque necesitaban el espacio para realizar medidas judiciales.
Sin tensión ni violencia, las personas se retiraron. Ya habían marcado el terreno y separado con alambres sus lugares.
Desde que ocurrió el crimen de Benjamín, el problema de la inseguridad que generaba la desprotección de ese terreno fue una crítica que se replicó en todo el barrio.
El viernes por la mañana, mientras un grupo de vecinos cortaban la avenida Juan B. Justo al 3.400 como protesta por el asesinato del pequeño, uno de ellos dijo a LA GACETA: "ese lugar es un peligro. Si alguien va a ocuparlo, nosotros lo vamos a apoyar".
Los familiares y vecinos del vecindario Jesús de Nazareth, en El Colmenar, despidieron ayer los restos del niño en el cementerio municipal de Las Talitas. Hasta ahí llegaron decenas y decenas de chicos, madres y padres, que lograron ubicar en el diminuto ataúd flores, carteles y globos. Hubo llantos, desesperación y algunos parientes se descompensaron.
Luego, varias personas retornaron al barrio y desde la cuadra donde vivía la víctima junto con su abuelo Francisco Adán Peñalva, su madre y otros parientes, se trasladaron hasta el terreno privado cubierto de árboles, arbustos y hierbas. Allí, los jóvenes encabezaron una ocupación del lugar para prender fuego y quemar el pastizal, como forma de reclamar justicia por el menor y solicitar seguridad al municipio y al Gobierno.